El ciclo menstrual normal es el período comprendido entre una menstruación y otra y se divide en dos fases de duración similar, separadas entre sí por la ovulación.
La primera fase, que comienza el primer día de sangrado menstrual, es conocida como fase estrogénica o folicular y se caracteriza por un predominio de la producción de estrógenos. Durante este período, el óvulo, que es la célula femenina de la reproducción, va creciendo y madurando lentamente dentro del ovario, preparándose para ser expulsado aproximadamente hacia el día 14. Esta expulsión del óvulo hacia la trompa, que ocurre en la mitad del ciclo, es el fenómeno conocido como ovulación.
Una vez que ha culminado esta primera fase, el óvulo se podrá implantar en el endometrio (capa interna del útero), siempre y cuando se produzca la fecundación por parte de un espermatozoide. Si ésta no tiene lugar, el óvulo muere unos dos o tres días después de haber salido del ovario abandonando el aparato genital a través de las secreciones vaginales normales.
Después de que se cumple la ovulación, la producción de estrógenos disminuye y el ovario comienza a aumentar la producción de la progesterona.
Hacia el día 25 del ciclo, la producción de progesterona empieza a decaer. Así, hacia el día 28, cuando ya prácticamente ha desaparecido la progesterona, tiene lugar la caída de las células del endometrio y la descarga de la sangre contenida en sus pequeñas arterias y venas. De esta manera se produce el flujo menstrual, dando comienzo a un nuevo ciclo en el que se repetirán los procesos de maduración y expulsión del óvulo.
Los fitoestrógenos pueden ayudar a regular el ciclo menstrual de la mujer.
Son cada vez más las mujeres que consumen alimentos y usan suplementos ricos en fitoestrógenos. Estos compuestos de origen vegetal poseen diferentes estructuras químicas y múltiples mecanismos de acción. Cuando se descubrieron, se pensó que su mecanismo de acción se debía a una actividad propiamente “estrogénica”, hoy sabemos que además poseen otro tipo de acciones beneficiosas.
La investigación demuestra que parece útil el aporte de plantas con marcada acción estrogénica durante los primeros 25 días del ciclo (p.e. la cimífuga, el dong quai o el trébol rojo) y añadiendo además plantas productoras de progesterona los últimos 10 días de este ciclo (p.e. el sauzgatillo o el ñame silvestre), descansando de ambas durante el sangrado menstrual y retomándolas al finalizar este.
En el caso de mujeres en la menopausia, las preocupaciones relacionadas con el riesgo de exposición a los estrógenos a través de uso de Terapia Hormonal Sustitutiva (THS) han conducido a un aumento en el uso de alternativas naturales como las plantas ricas en fitoestrógenos. Algunas de ellas, como la cimífuga y la soja, pueden proporcionar a las mujeres postmenopáusicas una alternativa eficaz y segura.
La investigación actual confirma que los fitoestrógenos son eficaces en la reducción de la intensidad de los sofocos, las molestias menstruales, e incluso pueden tener un papel muy prometedor en la prevención de la osteoporosis y la
mejora de la infertilidad femenina.
Además será útil la combinación de estas plantas con ácidos grasos esenciales, vitamina E, fibra, probióticos, complejo B, magnesio, y cardo mariano para lograr un efecto sinérgico que potencie su acción.